Muchos amigos míos consideran locura aquellas cosas en las que creo y mi fe en Sai. Todos sin excepción han sido siempre delicados y tolerantes con mis posiciones y de verdad que lo aprecio, y trato de corresponderles con una actitud similar. Para ser fiel a las enseñanzas de Sai, no se pueden levantar barreras por diferencias de pensamiento o creencias. Sai fue cuando estuvo en carne mortal, un ejemplo de permeabilidad a la espiritualidad de sus contemporáneos y no existe en su prédica nada que tienda a menospreciar o descalificar el camino espiritual de nadie. Por el contrario, es sabido que solía aparecer a los ojos de visitantes reacios a aceptar su condición divina en la forma del Dios que ellos adoraban. Así, nos trasmitía con claridad el mensaje de la unicidad de Dios por arriba de denominaciones religiosas. Sai no vino a enseñar un camino nuevo, sino a iluminar los que ya estaban establecidos con su ejemplo y a brindar su protección incondicional a aquellos que se entregaban a él con mente firme y corazón lleno de devoción. Om Sai Ram.
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