SAI BABA DE SHIRDI

SAI BABA DE SHIRDI

domingo, 30 de enero de 2011

PASATIEMPOS TRASCENDENTALES DE SAI BABA

El hijo de Dadaji Gopinath Joshi (de Dadar, Mumbai) de 12 años se encontraba enfermo y con fiebre en 1932. Aunque parecía algo serio, se curó simplemente con udi. Joshi hizo la promesa de llevar su hijo a Shirdi, pero no la cumplió. Su hijo más adelante tuvo ataques y se dió cuenta de su error al no cumplir la promesa y lo llevó a Shirdi y realizó allí Abhisek (baño ritual), pero en el camino de regreso los ataques volvieron. Shri B.B. Purandhare que acompañó a Joshi en su vuelta le dijo que regresase a Shirdi y vieje que votos estaban aún pendientes de realizarse. Al completarse los rituales, el muchacho que habia permanecido inconsciente recuperó su salud. Cuando hacemos una promesa debemos cumplirla..sino más vale no hacerla y sufrir por la negligencia en su cumplimiento.

Shri Janardhan Phanse, un devoto de Shri Sai, practicaba Ayurveda y con la gracia de Sai curó al hermano de un caballero marwari que se encontraba ya en su lecho de muerte. Complacido con Phanse, el marwari le ofreció 200 rupias, que fueron rechazadas, atribuyéndole el crédito a Sai. De cualquier modo el Marwari se quitó su costoso turbante y lo dejó en la casa de Phanse que cuando volvió a su casa y vió el regalo que el marwari le había dejado, decidió venderlo y enviar el dinero a Shirdi. Siendo pobre Sai, aparició en sueños a Phanse y le dijo que no remitiese el dinero a Shirdi sino que lo invirtiese comprando arroz y vendiéndolo bajo costo (había una hambruna) para ayudar a los necesitados y luego vendiéndolo solo con una ganancia razonable. Phanse lo hizo así y ¿creerás que ganó 80.000 rupias de aquel tiempo.

En la festividad de Ramnamavi de 1915 Vamanrao Patel deseaba ofrecer algo muy sagrado a Shri Sai, pero no tenía dinero con él para comprar nada. Cuando Vamamrao se lo contó a Radhakrishna Ayi, ella le dijo: "No hay necesidad de ningún regalo para Sai. Enciénde una lampara de aceite a Sus pies de loto y Sai iluminará tu vida. Sai ama mucho las lámparas de aceite".  La sugestión le pareció buena a Vamanrao y encendió la lámpara de aceite y le pidió a Ayi que le acompañase a ofrecer la lámpara a Sai, pero ella se negó diciendo que había hecho voto de no ver a Shri Sai directamente. Vamanrao fue solo con la lámpara de aceite a la mezquita y cuando se disponía a subir los peldaños sintió unas suaves manos sobre sus hombros, por detrás. Que sorpresa, era Ayi detrás de Vamanrao. Ella le susurró "ve, ve sube y ofrece la lámpara a los pies de Sai. Asi lo hizo y Sai le sonrió. Mas tarde se dió cuenta de que Ayi en cuerpo invisible, ya que había prometido no ver a Sai cara a cara.


sábado, 8 de enero de 2011

LA NECESIDAD DEL MAESTRO ESPIRITUAL.

 

   A menudo he oído como se cuestiona la necesidad o conveniencia de tener un maestro espiritual cualificado para transitar el camino de retorno a nuestro hogar eterno. Una relación que implica entrega y sumisión de nuestra personalidad. Lo que suele revelarse ante esta idea es el ego, el yo, esa construcción mental que se empeña en convertirnos en centro del Universo. Es ese yo quién se niega a inclinar la cerviz ante nadie y que borracho de autosuficiencia declara que el todo lo puede hacer sin ayuda de nadie.
    A lo largo de toda nuestra vida, aceptamos maestros y les consideramos necesarios. Les aceptamos para aprender a leer, a realizar operaciones aritméticas, para nadar, para aprender a bailar, para conducir vehículos o montar a caballo, para adquirir conocimientos particulares o habilidades técnicas; incluso para deshacernos de taras o limitaciones físicas o psicológicas.
    ¿Porque entonces ese temor o rechazo a aceptar la guía y el amparo en un terreno tan importante como nuestra realización espiritual?. Hay diferentes motivos. Uno de los más importantes es que la relación entre Maestro y discípulo a nivel espiritual es sin duda la de mayor implicación y entrega de las que podamos tener en la vida. En segundo término, seguramente nunca hayamos tenido una relación en la vida ante la cual el abismo diferenciador cuantitativamente sea tan inmenso. El Maestro lo es todo, lo representa todo, implica todo en el mundo de la espiritualidad. El Maestro espiritual es la presencia misma de la Divinidad ante nosotros ya sea un Ser Divino encarnado, un Guía cualificado, o un Adepto que ha avanzado tanto en la evolución de su propio camino que ya puede tomar a su cuidado a otros caminantes.
     Hay diferentes tipos de Maestro Espiritual, y según su carácter y tipo de enseñanza piden o aceptan tal o cual cantidad de servicio o adoración. Pero el discípulo ha de tener siempre presente en su cabeza, que toda la sumisión, toda la devoción, toda la entrega que realice a los pies de su Maestro, serán siempre para su propio beneficio, porque el verdadero Maestro no necesita ni gusta de tal entrega. Es una paradoja del camino espiritual que cuanto más dobleguemos y controlemos nuestro yo, mayor será nuestro avance. Jesús de Nazareth fué claro en esto: "El que quiera ser primero de vosotros, hágase sirviente de los demás", "Los últimos serán los primeros", etc.
     Pongamos un ejemplo sobre la necesidad del Maestro: Supongamos que estáis en una gran ciudad que no conoceis y debeis hallar la dirección de vuestro hogar definitivo -esa es nuestra condición en el Universo-. No teneis idea de si está cerca o lejos y de hecho, las personas a las que en vuestro entorno consultastes no dieron respuestas claras o concretas, sino más bien opiniones propias bastante vagas y contradictorias. Pues se hace perentorio encontrar a alguien que sepa el camino con claridad. A veces, encontramos personas que nos orientan sobre  la dirección y nos ayudan a acercarnos al sitio. Son Maestros temporales que aportan crecimiento a nuestra vida. Pero solo quién conoce realmente el camino -seguramente lo ha transitado a menudo-, puede decirnos con exactitud como llegar a nuestro destino.
      Algunos objetarán que no necesitan un Maestro, porque tienen un buen mapa. Ciertamente un mapa es una ayuda excelente y desde luego está basado en el conocimiento de algún Maestro que ha descrito en él la experiencia del camino. En el sendero espiritual, muchas veces el discípulo mientras no aparece el Maestro se apoya en los Textos Sagrados, los Libros Revelados como la Biblia, el Corán, El Bhagavad Gita, el Grant, etc. De hecho podemos llegar al objetivo con esa ayuda, porque los Libros Sagrados son en realidad otra forma del Maestro. Pero un Maestro personal brinda otras posibilidades. El puede ayudarnos a entender mejor los mapas -libros sagrados-, puede valorar si estamos preparados para emprender el camino, puede acompañarnos y advertirnos de cosas que podemos encontrar por el camino y tiene la visión actual de como están las cosas por todas esas calles, cosa que el mapa como elemento detenido en el tiempo de su impresión no puede reflejar. Pero lo mejor de todo, lo más importante es que el Maestro no nos dejará bajo ninguna circunstancia hasta completar el camino.El Maestro en compensación por tu amor y tu entrega, te enseñará sin dudarlo y lleno de alegría, rutas alternativas en tu camino que el mapa no contiene quizás. Porque el conoce los parques, los caminos ocultos, los recodos y pasadizos por los cuales llegar al hogar. Quizás para tu sorpresa, el mapa no muestra que en realidad tu casa no está en un sitio sino que es una forma de sentirse en cualquier lugar donde estés. Pero el Maestro te puede dar esa llave maestra por pura gracia.
     Mi Maestro Sai Baba de Shirdi, se mueve y obra por amor a nosotros. Y quiere sobre todo ese amor de nosotros, porque no hay una cadena más fuerte ni grilletes más férreos que los que brinda el amor incondicional. Sai Baba llenó de ternura a los que buscaron refugio en El, en los ya lejanos días de su paso por la tierra. Pero sus devotos sabemos por experiencia propia que su entrada en el Mahasamadhi (su muerte), no fué otra cosa que un paso de una forma de actuar a otra, mas universal, mas ilimitada. Y entiendo a aquellos que ante la maravilla de la gran compasión que el derramó -y derrama- sobre nosotros, sienten que no pueden aceptar tal cosa y deciden recorrer la gran ciudad del ejemplo anterior sin ser llevados en el cómodo carruaje del Maestro. Pero no es el camino de la devoción un camino árido o ensombrecido. Bhakti (devoción) es el sendero de los locos enamorados de la Divinidad, que solo aspiran al abrazo de Dios y no a su corona. Om Sai Ram.