La búsqueda de Dios es sin duda el objetivo supremo de la existencia humana. Pero esto no nos debe llevar a pensar que tal búsqueda se realiza con especulación mental o elaboraciones teológicas alejadas del desarrollo de la cultura humana en todos sus aspectos. No es una mera contemplación de la naturaleza; la comprensión y profundización en los eventos y las leyes que rigen este universo nos acercan también a Dios. La medicina, la técnica, la biología, la astronomía y todas las ciencias que acrecientan el saber humano, contrariamente a lo que se puede creer, no nos alejan de la concepción de un cosmos gobernado por una realidad que lo trasciende.
Tenemos el ejemplo de la luz. Cualquier fuente de luz tiene un origen, un emisor. Desde el instante en que tenemos conciencia de al existencia de una luz, puede desarrollarse un proceso indagatorio que nos lleve a encontrar la fuente de esa energía lumínca. Puede ser un astro, un bombillo, una hoguera, una vela, pero necesariamente existe un origen para esa luz. Los devotos, miramos admirados a la luz, sabiendo que existe un emisor, una fuente. Esa fuente es la Divinidad. Especular, sería el proceso mediante el cual ante la observación de la luz, nos limitamos a opinar sobre la luz, sobre de donde podría venir, etc. pero sin buscar el origen. También debemos considerar que no sea fácil conocer la fuente, pero esa es nuestra limitación.
Así actuamos en lo concerniente a este universo. La ciencia nos puede ayudar a conocer ¨COMO” se producen los fenómenos, pero queremos saber también el “PORQUE”. No es una tarea fácil. Pero el cielo no nos deja solos, y permite que seres perfectos encarnen de diversas maneras el eterno principio del Sadguru. Hay gurus que transmiten el mensaje mediante una prédica intensa, otros con su puro ejemplo o aún con su sola presencia. Ellos son uno con el principio Divino y por ello todo lo que hagan bien sea Satsang (Hablar lo que es verdadero) o Darshan (La presencia ante lo Divino), todo lo que realizan los gurus está impregnado de esa esencia. Sin su intervención, el poder trascender este plano de la existencia es una labor cercana a lo imposible.
Sin embargo, la relación entre el devoto y el guru es generalmente poco comprendida en occidente. La sumisión y la entrega es entendida como una actitud innoble, cuando por el contrario exige mucho del discípulo. Jesús mismo, exigía de sus discípulos una total entrega y una disposición humilde; porque solo desde ese suelo, desde esa plataforma podemos despegar hacia el infinito. Aceptamos tener maestros y guías para aprender a leer, a comportarnos, aprender a escribir, aprender una profesión o un oficio para ganarnos la vida, aprender a conducir un vehículo, aprender a nadar…..y sin embargo, ante la fundamental tarea de alcanzar nuestra realidad trascendente, decidimos que lo haremos solos..
De vez en cuando, este planeta –y quizás otros- es bendecido con la llegada de un Sadguru colosal. Un gigante de la espiritualidad que viene a brindar la oportunidad de ser bendecido por su Gracia ilimitada. Tales maestros perfectos pueden transformar aún el más negro karma por sus méritos ilimitados. Tal es el caso de Sai Baba de Shirdi, quién vivió entre los siglos XIX y XX en forma física. Pero, fiel a su promesa de continuar con sus devotos después de su Mahasamadhi (muerte), continúa hoy llevando nuestras cargas por puro amor. Sai Baba de Shirdi responde a nuestro amor y devoción no solo con su promesa de llevarnos a la meta suprema, sino asistiéndonos en nuestras circunstancias cotidianas.
Sainath (Sai Baba), fué un maestro práctico, directo e inescrutable en su profundidad que nos brinda el mantra supremo de su nombre para asirnos con fuerza a su corriente divina. Tenerlo en nuestra mente constantemente, ofrecerle reverencias, orarle, ofrecerle como ofrenda los alimentos que tomamos nos pone en sintonía con su Mahakaruna (Gran Compasión). Nadie que busque su ayuda, se va con las manos vacías porque su tesoro no tiene límites. La historia de sus pasatiempos trascendentales es la eficaz medicina para nuestra visión distorsionada por los conceptos y las ideas de este plano donde Maya (la ilusión), nos priva de la visión de lo Divino.
Te invito a ponerlo a prueba. No hay intermediarios entre El y tú. Te hablo desde mi experiencia propia. No necesitas cambiar de religión, no necesitas ninguna iniciación nueva, solo necesitas desarrollar los dos pilares que el mismo nos expuso como fundamentales para alcanzarle: Sraddha y Saburi (Fe y Paciencia).
Om Sai Ram
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